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El Último libro de Manuel Carballal ¡¡YA A LA VENTA!!
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Tal y como predicaba en sus mensajes, invitado a sus devotos a ejercer la caridad de una forma práctica y social, una de las cosas que a mí más me sedujo de su discurso, Sai Baba se ocupo de construir pozos de agua para algunas de las poblaciones más humildes de los alrededores de Puttaparthi. Y también reinvirtió los millones de dólares que llegaban en donaciones, en la construcción de hospitales, universidades, escuelas, etc, para sus discípulos. Y así, el pequeño y humilde ashram que Baba había creado en su adolescencia, con un puñado de discípulos pobres, termino por convertirse en una pequeña ciudad, con aeropuerto propio, y fastuosos edificios, subvencionados en buena medida por el gobierno de Delhi.
Pero justo es reconocer que siempre existieron muchos beneficiarios directos entre los pobres, de la generosidad del Swami. Por no hablar de los millones de rupias que trajeron a la ciudad las oleadas de turistas y devotos.
Pero justo es reconocer que siempre existieron muchos beneficiarios directos entre los pobres, de la generosidad del Swami. Por no hablar de los millones de rupias que trajeron a la ciudad las oleadas de turistas y devotos.
Paradójicamente el destino quiso colocar en el mismo estado, y muy cerquita del asharam de Sai Baba, a otro autentico hacedor de milagros, pero sociales. El exjesuita Vicente Ferrer, un misionero que llego a India en 1952 con la obligación de predicar la palabra de Jesús, y que termino abandonando la iglesia para concentrarse en la ayuda a los más pobres, era vecino de Sai Baba.
Sin materializaciones, prodigios ni poderes sobrenaturales, Vicente Ferrer también construyo pozos y escuelas, mucho más humildes y menos ostentosas que las de Baba, pero el exjesuita nunca recibió la devoción de miles de seguidores, nunca dejo besar sus pies por creyentes entregados, y nunca estampo su rostro en camisetas, posters y banderas que decorasen las calles de su poblado… Y nunca sintió la curiosidad de conocer a su vecino, el hombre-dios. De hecho, según el testimonio de algunos vecinos, Sai Baba y Vicente Ferrer solo coincidieron en una ocasión, durante la celebración de una boda a la que ambos habían sido invitados. Pero no intercambiaron palabra alguna. Y por supuesto el misionero español nunca cayó rendido a los pies de quien era considerado la ultima encarnación de Dios en la Tierra. Eso debería haber dado que pensar a los devotos del Swami…
Sin materializaciones, prodigios ni poderes sobrenaturales, Vicente Ferrer también construyo pozos y escuelas, mucho más humildes y menos ostentosas que las de Baba, pero el exjesuita nunca recibió la devoción de miles de seguidores, nunca dejo besar sus pies por creyentes entregados, y nunca estampo su rostro en camisetas, posters y banderas que decorasen las calles de su poblado… Y nunca sintió la curiosidad de conocer a su vecino, el hombre-dios. De hecho, según el testimonio de algunos vecinos, Sai Baba y Vicente Ferrer solo coincidieron en una ocasión, durante la celebración de una boda a la que ambos habían sido invitados. Pero no intercambiaron palabra alguna. Y por supuesto el misionero español nunca cayó rendido a los pies de quien era considerado la ultima encarnación de Dios en la Tierra. Eso debería haber dado que pensar a los devotos del Swami…
De hecho esa diferencia abismal entre la humildad y discreción del exjesuita, y la ostentación y exhibicionismo del Swami fue algo que rechinó a algunos de los viajeros, como el malagueño Manuel Portales, que viajaron a Puttaparthi para conocer el ashram de Sai Baba, y decidieron hacer una parada en la fundación social liderada por Ferrer.
“Para mí fue decepcionante –me explicaba en su domicilio malagueño Portales poco después de regresar de India- ver todo el lujo y la riqueza que manejaba Sai Baba y sus hombres de confianza dentro del ashram, en comparación con la miseria y la pobreza que se encontraba al otro lado de los muros de Prashanti Nilayan. Y ver como Vicente Ferrer luchaba contra esa miseria y marginación, desde dentro, conviviendo con los pobres y los miserables, mientras Sai Baba se dejaba adorar en su lujoso trono de oro. Aquello me hizo sospechar”.
En cuanto regreso de la India Manuel Portales publicó en el diario La Gaceta una serie de artículos relatando sus experiencias en los diferentes ashram de distintos gurúes que había visitado. El 29 de octubre de 1989 púbico el referente a Prashanti Nilayan, y lo titulo “Sai Baba y los 40 ladrones”, título que refleja su desencanto al conocer directamente al supuesto hombre-dios. Sin embargo, y pese a su desencanto y escepticismo, Portales tampoco se atrevía a acusar directamente al Swami de ser un fraude, y dirigía el grueso de sus críticas al grupo de colaboradores más directos de Sai Baba, en especial a su asistente Babu, acusándolos de lucrarse y abusar, en todos los sentidos, de los devotos… y sobretodo de las devotas.
Comentarios
Vicente Ferrer no dejo los jesuitas por que si... Lo hizo por temas burocraticos. La diferencia entre Sai Baba y Vicente Ferrer es que el dinero de la Fundación es Español y el de Sai Baba americano, frances o ingles.
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