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Ressler, el mayor experto mundial en asesinos en serie, reconocía haber invitado a la sede del FBI, en Quantico, a psíquicos que, en su opinión, habían mostrado indicios de capacidades paranormales. Y aunque no se trata del único agente del FBI o la CIA que me ha reconocido haber utilizado psíquicos, cuando las técnicas de investigación ortodoxas se habían agotado, es sin duda el más prestigioso. Por esa razón, cuando descubrí que el 007 español, también sentía interés por lo paranormal, e incluso había intentado reclutar psíquicos para el CESID, ya no me cogió desprevenido.
Dos circunstancias fundamentales me llevaron a contactar con Juan Alberto Perote Pellón, ex jefe de la unidad operativa del CESID y sin duda el espía más famoso en la historia de España. Por un lado el destino quiso que su prima, Carmen Pellón, protagonizase un encuentro cercano con OVNIs en Valladolid, que yo había investigado en su día, estrechándose una buena amistad que se ha prolongado con los años. Por otro, en junio de 1995, en pleno escándalo de los “papeles del CESID”, el Mundo publicaba una foto de Perote, durante uno de sus desplazamientos a los juzgados, en la que el 007 español portaba en su regazo una revista, que resulto ser el número número 37 (marzo de 1994), de la revista Espacio y Tiempo, que el Dr. Jímenez del Oso dirigió entre marzo de 1991 y enero de 1995. Casualmente en ese número se destacaba en portada un reportaje, de quien esto escribe, sobre el satanismo español… muy vinculado al CESID desde hace años.
Perote resultó ser un interesado en lo paranormal desde que, en 1980 había contactado con una tal Bárbara, “experta en fotografía kirlian y bioenergía”, mientras espiaba para el CESID en URSS, con la tapadera de atleta español…
Por increíble que suene esto, el mismo Perote menciona a su amiga la psíquica rusa en la página 42 de su autobiografía “Confesiones de Perote” (RBA, 1999). Lo que no cuenta, sin embargo, es que aquel no sería su último contacto con lo paranormal.
El Coronel Perote utilizó los mismos argumentos que me había dado el Coronel Ressler, para explicar que su servicio secreto haya acudido a psíquicos en alguna ocasión. “Mira, Manuel, cuando te presionan para obtener información y se te acaban los métodos convencionales, puedes cruzarte de brazos o intentar hasta lo más disparatado, y esto lo hemos hecho, excepcionalmente, en alguna ocasión. Por ejemplo en algunos secuestros…” . Perote se refería en concreto al caso de Emiliano Revilla, secuestrado el 24 de febrero de 1988. Un secuestro que se prolongo 249 angustiosos días y que acaparó la atención mediática. Cuando ni la policía ni el CESID eran capaces de exprimir mas a sus fuentes para obtener información sobre el posible paradero de Revilla, y sólo entonces, Perote decidió, por primera vez, acudir a los “detectives psíquicos”. Mas tarde lo habría para cosas aún más increíbles.
Por increíble que suene esto, el mismo Perote menciona a su amiga la psíquica rusa en la página 42 de su autobiografía “Confesiones de Perote” (RBA, 1999). Lo que no cuenta, sin embargo, es que aquel no sería su último contacto con lo paranormal.
El Coronel Perote utilizó los mismos argumentos que me había dado el Coronel Ressler, para explicar que su servicio secreto haya acudido a psíquicos en alguna ocasión. “Mira, Manuel, cuando te presionan para obtener información y se te acaban los métodos convencionales, puedes cruzarte de brazos o intentar hasta lo más disparatado, y esto lo hemos hecho, excepcionalmente, en alguna ocasión. Por ejemplo en algunos secuestros…” . Perote se refería en concreto al caso de Emiliano Revilla, secuestrado el 24 de febrero de 1988. Un secuestro que se prolongo 249 angustiosos días y que acaparó la atención mediática. Cuando ni la policía ni el CESID eran capaces de exprimir mas a sus fuentes para obtener información sobre el posible paradero de Revilla, y sólo entonces, Perote decidió, por primera vez, acudir a los “detectives psíquicos”. Mas tarde lo habría para cosas aún más increíbles.
Sin embargo lo que el 007 español ignoraba es que no era la primera vez que el servicio secreto nacional acudía a psíquicos. Al menos en dos ocasiones, y mucho antes de que Perote entrase en el CESID, de manos de mi viejo “paisano” el General Mariñas, director general de “La Casa” cuando ingresó en ella Perote, nuestro servicio de información había acudido a un reputado radiestesista en dos casos de secuestro.
El jesuita José María Pilón colaboró con el SECED (precursor del CESID y del actual CNI) en 1976 durante el secuestro de Antonio de Oriol y Urquijo, y del General Villaescusa. Y en 1977 en el caso del secuestro de Javier de Ybarra y Bergé. En esta ocasión llegó a producirse la insólita escena de que toda una brigada de la Guardia Civil, puesta a las órdenes del padre Pilón por el mismísimo General Andres Cassinello, siguiendo las indicaciones del péndulo del jesuíta por los montes de Llodio, en busca de los secuestradores…
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