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EL CASO SAN JOSE DE VALDERAS GALLEGO
Es uno de esos casos perdidos, un rumor entre investigadores. Uno de esos incidentes avergonzantes que la mayoría ha preferido olvidar. Uno de esos episodios de la historia de la ufología, que los autodenominados “ufólogos científicos”, “escépticos” y “serios” trataron de ocultar durante décadas, como el caso de los Suicidas de Tarrasa, o los delirios sadomasoquistas de José Luis Jordán Peña. Como si la ufología adquiriese más rigor o respetabilidad extirpando de su historia estos episodios incómodos. Pero quien no conoce su historia, suele repetir los mismos errores de antaño. Por eso publicamos ahora esta investigación exclusiva sobre un caso clásico de “imitadores”.
Es uno de esos casos perdidos, un rumor entre investigadores. Uno de esos incidentes avergonzantes que la mayoría ha preferido olvidar. Uno de esos episodios de la historia de la ufología, que los autodenominados “ufólogos científicos”, “escépticos” y “serios” trataron de ocultar durante décadas, como el caso de los Suicidas de Tarrasa, o los delirios sadomasoquistas de José Luis Jordán Peña. Como si la ufología adquiriese más rigor o respetabilidad extirpando de su historia estos episodios incómodos. Pero quien no conoce su historia, suele repetir los mismos errores de antaño. Por eso publicamos ahora esta investigación exclusiva sobre un caso clásico de “imitadores”.
“Sí, sí, había por lo menos cuatro fotos de la nave. A plena luz del día… Ocurrió en verano. Quizás era junio, o julio… pero también pudo ser mayo o septiembre, no recuerdo. Se que fue a finales de los setenta. Eugenio Siragusa ya había estado en Vigo, eso seguro. Debió ser 1978, pero pudo ser el 79 o incluso el 77… Han pasado tantos años…
La nave aterrizó en el monte de A Zapateira, en las afueras de La Coruña. Muy cerca del Club de Golf. Fue lo mismo que en San José de Valderas y en Aluche. Rodeó los cables de alta tensión y aterrizó dejando sobre el suelo las huellas del tren de aterrizaje. También idénticas a las de Aluche. Rectangulares. Pero en A Zapateira también posó la panza, dejando impresionado sobre la tierra la marca de las toberas, o lo que fuese, con la forma de una H con un I en el centro. El símbolo de UMMO… y alrededor todo el pasto chamuscado por el efecto del calor…”.
La primera vez que escuché esta historia, habían transcurrido varios lustros del supuesto incidente. Mi interlocutor era uno de los primeros miembros del grupo coruñés de Misión Rama. A mediados de los 70, y tras la publicación del libro “OVNIs: SOS a la Humanidad” de J.J. Benítez, jóvenes entusiastas de los OVNIs comenzaron a formar en casi todas las ciudades españolas, pequeños grupos de contacto, que trataban de reproducir las experiencias narradas en la célebre obra de Benítez. Pero años después, este joven, como el pequeño grupo de ex-rama, que nos rodeaba, se habían desvinculado totalmente del fenómeno contacto, desencantados por la experiencia, y se limitaban a reunirse una vez por semana en la cafetería Plaza, de La Coruña, para mantener tertulias sobre temas paranormales, desde un punto de vista más crítico. De allí surgió la primera pista sobre el desconocido, hasta ahora, “San José de Valderas” gallego…
Los malditos imitadores
Pocas veces, en la investigación del fenómeno OVNI, tenemos la oportunidad de enfrentarnos a un caso tan extraordinario de “imitadores”. En el ámbito criminológico se conoce por “imitadores” a los delincuentes que, fascinados, seducidos, o por otras razones, copian, parodian o recrean, un delito o crimen anterior, del que no han sido autores, emulando al original. La historia de los grandes asesinos seriales, por ejemplo, está repleta de casos.
En el ámbito ufológico, y en las páginas de EOC, hemos tenido la oportunidad, en muchas ocasiones, de denunciar tendencias, modas ufológicas, que hacen que, en un periodo de tiempo determinado, se produzcan abundantes casos de diferente origen, pero similar naturaleza, que imitan un patrón: la publicidad viral, los visitantes de dormitorio, las abducciones, la exopolítica…
Sin duda un fetiche de la historia de la ufología, que ha dejado huella internacional y para siempre, ha sido UMMO. Tras la publicación de los primeros libros de Antonio Ribera, y después de Enrique López Guerrero, J.J. Benitez, etc, el mito ya era imparable. Y llegaron los imitadores.
Galicia, finales de los 70
Algún día, alguien se ocupará de documentar el protagonismo de Galicia en la historia de la ufología hispano hablante. Un protagonismo eclipsado por la ufología madrileña o catalana, más influyente en los órganos de divulgación, y por tanto más fijada en las hemerotecas. Y no me refiero al origen gallego de algunos de los nombres más relevantes en la historia de tan cuestionada disciplina: Salvador Freixedo, José Antonio Silva, Bruno Cardeñosa, Carlos Fernández, Miguel Pedrero, José Lesta, etc. Si no al ya incuestionado protagonismo de personajes como Oscar Rey Brea, que dos años antes de producirse el caso Arnold, y hasta el final de sus días, ya compilaba, como un auténtico Charles Fort patrio, todo fenómeno aéreo anómalo que se producía en los cielos, desde su puesto de radiosondista en el Observatorio Meteorológico Provincial de A Coruña.
A mediados de los años 70 se dieron en Galicia dos circunstancias de vital importancia en la historia de la ufología española. El matrimonio compuesto por Ramón y Giuliana Mouriño, junto con el vigués Fernando Magdalena, organizaron el primer viaje a España del célebre contactado italiano Eugenio Sirausa, fundador del Centro de Estudios Fraternidad Cósmica (CSFC). En Vigo se estableció su primera sede oficial en España, y por ella desfilarían algunos de los personajes, como Licerio Moreno, que más tarde marcarían las tendencias de un sector del contactismo español.
Por otro lado, y casi al mismo tiempo, tanto en Vigo como sobretodo en La Coruña se establecieron dos de los primeros grupos oficiales de la Misión Rama, que seguía la tendencia dictada por los peruanos Carlos y Sixto Paz. Ambos grupos, Rama y CSFC, durante la segunda mitad de la década, coexistieron en Galicia, mientras otros interesados en la ufología, optaban por una línea de trabajo más crítica, y dedicada a la encuesta, la compilación de casos y el trabajo de campo. El Centro de Investigación del Fenómeno OVNI (CIFO), liderado en Vigo por Angel Carracelas y José Manuel Lago; o el Centro de Estudios Paracientíficos, fundado en La Coruña por Constantino Rábade hacia 1974, suponen la línea sucesoria de la ufología gallega “institucional”. En 1977 se crea, también en Vigo, el Centro de Investigaciones Psicobiogísicas que, liderado por Javier Akerman, amplía su campo de estudio a otras anomalías, como la parapsicología, hipnosis, criptozoología, etc.
Testimonios
Hacia 1978, uno de aquellos jóvenes entusiastas de los OVNIs era Constantino Rávade Castiñeiras. Tino Rávade, hoy escritor, crítico y actor teatral, era en aquellos días un joven veinteañero fascinado por el mundo de lo oculto y las anomalías. Y como otros jóvenes gallegos de la época aficionados a los No Identificados, escuchó el rumor sobre el platillo volantes que había aterrizado en las afueras de la ciudad.
-Recuerdo que subimos al monte y estuvimos viendo el sitio. Todavía se veían las huellas en el suelo y la hierba quemada. Había marcas del aterrizaje, y en algunos árboles y piedras, debajo de los cables de alta tensión, alguien había dibujado con tiza el símbolo de UMMO, que también aparecía en el suelo, como si la nave hubiese tenido un relieve con esa H en su panza, y hubiese aplastado la tierra dejando la marca al aterrizar… Hasta salió en la prensa… Creo que en El Ideal Gallego….
Por aquel entonces en la redacción del diario El Ideal Gallego, como ante los micrófonos de Radio Riveira y Radio Juventud, comenzaba a despuntar un prometedor periodista, Ángel Antonio Luaces Teijido. Antón Luaces terminaría por convertirse en uno de los reporteros más prestigiosos de Galicia. Desde que le picó la vocación, dejó a un lado su formación (Magisterio, Filosofía y Letras y Bellas Artes) para dedicarse al periodismo y con el tiempo terminaría por convertirse en Jefe de Informativos de Radiocadena Española, y más tarde Director Territorial de Radio Nacional de España en Galicia. Coruñés del Año (1985) y Premio Galicia de Comunicación (1995).
Como avala su sólido currículum profesional, Antón Luaces es un periodista serio, creíble y responsable. Que en Septiembre de 2010 volvía a ser galardonado por su rigor y profesionalidad, esta vez por el Centro Nacional de Radiocomunicaciones Marítimas. Pero, cuando en 1978, llegó a sus oídos la historia del aterrizaje de un Platillo Volante en el monte de A Zapateira, no pudo contener su instinto de sabueso periodístico, ni evitar acercarse a husmear. Gracias a eso, y a su generosidad, hoy contamos con una serie de documentos gráficos de valor impagable, sobre el lugar del “aterrizaje ummita” en La Coruña.
La primera vez que nos reunimos con él, en su despacho de la antigua Radiocadena Española, hoy RNE, nos recibió con la comprensión del veterano que observa el ímpetu y la pasión, a veces ingenua, del novato en el oficio. Antón Luaces terminaría, algún tiempo después, teniendo la amabilidad de presentar mi primer libro.
-Sí, claro que recuerdo la historia, Manuel. Yo nunca me he dedicado a esos temas, pero aquello me llamó la atención, y nos subimos al monte para hacer unas fotos de las huellas y de todo lo demás… Han pasado muchos años, pero todavía debo tenerlas por casa.
A pesar de nuestros intentos, no conseguimos localizar en el archivo del Ideal Gallego la crónica de Antón Luaces. El diario no tenía sus archivos digitalizados y había que consultar periódico a periódico. Sin la fecha exacta fue imposible. Así que solo podíamos esperar que el veterano periodista encontrase las fotos originales. Y ahí si hubo suerte.
Se trata de una decena de fotografías, de no muy buena calidad, que además acusan el paso del tiempo. Sin embargo su valor documental es impagable. En ellas se aprecia el lugar del supuesto aterrizaje, con unas torretas de alta tensión que inevitablemente recuerdan a las que aparecen en la famosa serie fotográfica del VED ummita de San José de Valderas (Madrid), tomadas 10 años antes.
Varias fotografías recogen las huellas de las “patas” del tren de aterrizaje de la nave, que penetran varios centímetros en el suelo. Su forma rectangular recuerda inevitablemente las huellas del caso Aluche, el primer supuesto aterrizaje ummita en Madrid, un año antes del caso Valderas.
También aparecen varios elementos extraños, al puro estilo Saliano, en los alrededores del lugar del aterrizaje. Símbolos )+( dibujados en algunos árboles y en las rocas, flechas, amontonamientos de piedras, etc. Aunque lo más importante, lógicamente, es la hendidura en la tierra, en el lugar donde supuestamente se habría posado la “panza” de la nave, y en la que reconocemos la forma del mismo símbolo )+(. Fascinante.
Víctimas y verdugos
Consultados los principales investigadores, encuestadores y compiladores OVNI que realizaban alguna actividad ufológica a finales de los 70, encontramos el siguiente documento gráfico en el archivo histórico de Fernando Magdalena, quien con una total generosidad, nos permitió bucear, físicamente, en sus carpetas, legajos y álbumes fotográficos, donde se custodian imágenes, documentos y fotografías, que documentan de forma detallada los primeros pasos del contactismo OVNI en Galicia.
Fernando Magdalena sabía que conservaba, en algún lugar, aquellas célebres imágenes, y varios mensajes relacionados con ellas, que han permanecido tantos años ocultas a la comunidad ufológica internacional, por razones obvias… Y tras varios días de rastreo, en aquellos deliciosos legajos, de valor incalculable, encontramos la serie de 4 fotografías que circuló con la misma clandestinidad que las primeras cartas de UMMO, entre un reducido grupo de contactados y amantes del fenómeno, tanto en Vigo como en A Coruña. Se trataba de copias de tercera generación. En blanco y negro. Fotos tomadas a las fotos originales. En ellas se aprecia un Platillo Volante sobrevolando una zona arbolada. Suponemos que el Monte de A Zapateira. El plano está demasiado cerrado como para apreciar el lugar geográfico exacto. En tres de las imágenes se aprecia el supuesto OVNI de perfil, pero exactamente igual que en el caso Valderas, en un momento determinado la “nave” hizo un giro ofreciendo la “panza” al anónimo fotógrafo, un joven coruñés perteneciente en la época al grupo Rama. En esa cuarta imagen se observa, de forma evidente, irrefutable, y sin ningún género de dudas, lo que supuestamente serían las “toberas” o el “tren de aterrizaje” que habría quedado impreso en la tierra del monte de A Zapateira, con la forma )+(.
Más complejo fue, de regreso a La Coruña, localizar a P., el joven “autor” de aquellas insólitas imágenes. P., como la mayoría de los jóvenes adolescentes que llegaron a Rama, a finales de los 70, había terminado por descolgarse del mundo del contactismo activo. La madurez, la edad, y los desengaños, lo habían desvinculado totalmente de Rama muchos años atrás, sin embargo continuaba manteniendo la amistad de algunos miembros del grupo Humanidad Solar, que desde principios de los 90 había reunido en A Coruña a viejos componentes del CSFC y Rama, quienes 15 años más tarde volvían a sentir la llamada del fenómeno OVNI, aunque desde una perspectiva mucho más madura y social. A ellos debo agradecer la mediación para poder llegar hasta P. Y no fue una tarea sencilla. El “autor” de las fotos del VED ummita sobre el monte de A Zapateira, o más correctamente, el propietario de la cámara con la que se tomaron aquellas fotos, era una víctima más del caso.
-Es una historia que es mejor olvidar, Manuel. No es agradable recordarlo. Las fotos aparecieron en mi cámara, junto c on algunos mensajes escritos y llamadas raras que recibí aquellos días…
Para cualquier lector familiarizado con la historia original de UMMO, y de sus antecedentes en la Ballena Alegre, Auco, la Piedra de San Martín, etc, el testimonio de P. resultará familiar. Y tan delicioso para un historiador de la ufología como si pudiésemos regresar al Café Lyon de finales de los 60, para recoger del propio Fernando Sesma, sus primeras y delirantes experiencias con los auquianos, y después con los ummitas.
-Pero entonces ¿no tomaste tú las fotos?
-No. Me las encontré cuando revelé el carrete. Te puedes imaginar mi sorpresa. Ya había ocurrido lo de A Zapateira, lo del aterrizaje. Ya había recibido los mensajes y todo eso. Decían que yo tenía la prueba del contacto… Tardamos mucho en averiguar quién me había cogido la cámara, del vestuario en el gimnasio, para tomar las fotos… Fue José…
El autor
Según P., y según apuntaban también varios de los antiguos miembros del grupo Rama en Coruña, el autor de aquellas imágenes había sido otro hombre. Mayor en edad a los adolescentes de Rama, compañero de gimnasio de P. y un tipo con una clara vocación por liderar un grupo de contacto, al precio que fuese…
José Manuel González, un hombre fuerte, deportista, casado con Mercedes Cortés, otro personaje relevante en la historia del contactismo gallego, era señalado por todas las fuentes, como el autor material de las fotografías. El siguiente paso era localizarlo, y conseguir su testimonio.
Fueron necesarias varias reuniones, tan largas como reveladoras, en su domicilio de A Coruña. Exactamente igual que me ocurrió durante las sucesivas visitas al domicilio de José Luis Jordán Peña, en Madrid, fue necesario armarse de paciencia, cintas magnetofónicas, y toda la convicción posible. Y finalmente, y tal y como me ocurrió con el autor material de las fotos del VED ummita en San José de Valderas, el autor del “Valderas gallego” terminó confesando…
Me consta que José González no tenía ninguna relación con Jordán Peña. Nunca se conocieron y probablemente su único vínculo se limite a algún tipo de psicopatía cruel e infame que les impide el menor asomo de respeto o compasión por las creencias de sus víctimas.
Y de la misma forma en que Jordán Peña cantó, ante mi grabadora, como, cuando y con quien había elaborado el fraude de UMMO, José González detalló cómo había preparado meticulosamente todas las pruebas, con la paciencia y la frialdad de un delincuente sin escrúpulos. El modelo era evidente. Si existe un símbolo fetiche para todos los amantes del fenómeno OVNI del mundo es )+(.
La técnica, la misma que la de Jordán. Unos hoyos rectangulares cavados en la tierra, “aunque rocié con gasolina alrededor –me explicó González, como antes me había explicado Jordán- y la quemé, para que pereciese el efecto del aterrizaje de la nave…”.
El VED, una maqueta, muy parecida a la que utilizó Jordán Peña, con el símbolo de UMMO dibujado en la panza. González, más sutilmente sádico, buscó a un cómplice inconsciente, y quien mejor que aquel joven crédulo y bonachón, seducido hasta las trancas por el mensaje espiritual de los Guias del Espacio, con quien compartía tardes enteras de entrenamiento en el gimnasio de A Coruña. El buenazo de P., tan sereno como su nombre indica, ni siquiera cerraba con llave su taquilla. González solo tuvo que llevarse la cámara, hacer las fotos de la maqueta, y devolverla a su armario mientras su víctima continuaba entretenido en el entrenamiento. No existe mejor cómplice en una estafa, que aquel que no es consciente de serlo.
José González, como Jordán Peña, Ismael Rodríguez, Félix Ares de Blas y tantos otros patológicos charlatanes a los que hemos desenmascarado sus fraudes, se justificaba con un altruista interés científico, por demostrar con su experimento sociológico el grado de credulidad de los creyentes en los OVNIs… ¡y una mierda!
Pocos años después nos encontramos a José González, y a su esposa Mercedes, liderando el Arca de A Coruña del grupo Nonsiamossoli, que seguía las enseñanzas del contactado italiano Giorgio Bongiovanni.
González llegó a perfeccionar la técnica del fraude, y finalmente desarrolló sus propios “estigmas” y contactos con la divinidad, liderando un grupo de seguidores incondicionales… Exactamente igual que José Luis Jordán Peña y sus supuestos experimentos sociológicos…
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