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La pregunta es: ¿Qué buscas en el misterio?
Si lo que buscas es disfrutar del miedo o soñar con “realidades” fantásticas, es un divertimento más recomendable y saludable que el tuning, el botellón o los selfies extremos. Pero si lo que buscas es la verdad a las grandes preguntas existenciales, parece que el periodismo del misterio no es el mejor lugar para encontrarla. Al menos no es suficiente.
Si revisamos las conferencias, artículos, programas, webs y demás producciones del “periodismo del misterio” nos encontramos con dos palabras que se repiten con mucha frecuencia para identificar el interés del autor: soñar y miedo. Y la suma de soñar y pasar miedo nos da como resultado “terrores nocturnos”.¿En eso pretendemos convertir el mundo de las anomalías?
No todos, pero si la mayoría de los autodenominados “periodistas del misterio” insisten en “invitarnos a soñar” o a disfrutar del miedo, convirtiendo ambos conceptos en un producto comercial. Y espero que no se me malinterprete. El fútbol es un deporte, y el periodismo deportivo una especialidad periodística, pero también un producto comercial. Como la música, la medicina o los sucesos. Y nadie duda de su existencia.
Por ejemplo: los periodistas de sucesos resaltan los aspectos más dramáticos y luctuosos del mundo del crimen, porque si no venden ejemplares o mantienen la audiencia sus medios cerrarán, pero son los policías los que detienen a los delincuentes, y los criminólogos quienes analizan los aspectos teóricos del delito. Eso no significa que los crímenes no existan. Simplemente delimita los intereses y objetivos de cada profesional en el campo penal: periodistas de sucesos, policías, criminólogos, abogados, jueces, procuradores, etc.
Cuando un policía, un juez, un abogado o incluso un criminólogo escribe un libro relatando sus experiencias, opiniones o vivencias en el mundo del delito, a nadie se le ocurre llamarle “periodista de sucesos”. ¿Por qué no ocurre lo mismo con el “periodismo del misterio”?
No es nada nuevo. Ya autores tan veteranos como J.J. Benítez o Antonio José Alés nos invitaron a soñar y a temer en el siglo pasado.
La primera pantalla de acceso a la web de J.J. Benítez se inicia con la leyenda: “Vive más el que sueña”. Aunque el requisito inexcusable para soñar es estar dormido… por tanto ¿Prefieres la pastilla azul o la pastilla roja? ¿Es mejor vivir más años dormido o vivir menos pero despierto?
En nuestra adolescencia casi todos escogíamos soñar con civilizaciones extraterrestres, espectros y fantasmas, milagros sobrenaturales… Pero a medida que evolucionamos en la investigación de las anomalías nos damos cuenta de que la mayoría de los casos en que sustentábamos esos sueños eran falsos. Y la sensación de perder años de tu vida sustentando tus creencias en fantasías irreales es fustrante.
Antonio José Alés: el gestor del miedo
Antonio José Biosca Díaz, por su parte, más conocido con el nombre artístico de Antonio José Alés, fue el primer “periodista del misterio” que supo explotar comercialmente el miedo.
Iker Jiménez ha sido el digno sucesor de esa escuela, creando a su vez una tendencia muy popularizada por otros “investigadores” actuales, especializados en buscar fantasmas en casas abandonadas…
Mi generación, y otras anteriores y posteriores a la mía, crecimos en el mundo de las anomalías escuchando los programas de Antonio José Alés, y disfrutando del miedo agazapados bajo las sábanas.
A pesar de que, tras sus 17 años como “periodista del misterio”, y a diferencia de otros periodistas como Benítez, no haya aportado nada a nuestro conocimiento sobre las anomalías. A pesar de que a Antonio José Alés nunca le interesó lo paranormal o el misterio (en eso se diferencia de Iker Jiménez), los buenos réditos de audiencia de sus relatos de terror y paranormales le obligaron a especializarse en esa temática. En la que quedó definitivamente atrapado el 15 de agosto de 1979 cuando su “Alerta OVNI”, emitida por la Cadena SER congregó a 12 millones de oyentes.
Ese año, para aprovechar el tirón comercial, sacó su propia revista a los kioskos: Mas Allá de Medianoche. Deja la Cadena SER y su programa pasa a emitirse por Radio España, Radio Miramar y Cadena España respectivamente, hasta 1983, que pasa a Onda Cero.
Antonio José Alés comienza en la radio.
El 1 de agosto de 1977 empezó la emisión de Agosto Noche en la Cadena SER, que después pasaría a llamarse Verano Noche y por fin, ante las buenas cifras de audiencia, Medianoche. A pesar de que a Antonio José Ales nunca le interesó lo paranormal o el misterio (en eso se diferencia de Iker Jiménez), los buenos réditos de audiencia de sus relatos de terror y paranormales le obligaron a especializarse en esa temática. En la que quedó definitivamente atrapado el 15 de agosto de 1979 cuando su “Alerta OVNI”, emitida por la Cadena SER congregó a 12 millones de oyentes. Una época en la que nuevos éxitos, como la Antena de Oro que obtiene en 1989, terminan de encasillarlo en una temática que nunca le gustó. Después de Medianoche realzó otros programas, como Enigmas, de los que mi generación todavía conserva algunos grabados en cintas de cassette.
Antonio José Alés comienza en la radio.
El 1 de agosto de 1977 empezó la emisión de Agosto Noche en la Cadena SER, que después pasaría a llamarse Verano Noche y por fin, ante las buenas cifras de audiencia, Medianoche. A pesar de que a Antonio José Ales nunca le interesó lo paranormal o el misterio (en eso se diferencia de Iker Jiménez), los buenos réditos de audiencia de sus relatos de terror y paranormales le obligaron a especializarse en esa temática. En la que quedó definitivamente atrapado el 15 de agosto de 1979 cuando su “Alerta OVNI”, emitida por la Cadena SER congregó a 12 millones de oyentes. Una época en la que nuevos éxitos, como la Antena de Oro que obtiene en 1989, terminan de encasillarlo en una temática que nunca le gustó. Después de Medianoche realzó otros programas, como Enigmas, de los que mi generación todavía conserva algunos grabados en cintas de cassette.
Para nosotros Alés era un ícono del misterio. Como lo es Iker Jiménez para las generaciones actuales… Hasta que tuvimos la oportunidad de conocerlo personalmente.
En 1994, justo antes de vender toda su biblioteca y desaparecer de la escena pública hasta 1999, por una historia personal muy turbia e incómoda de tratar -a pesar de estar indirectamente relacionada con el mundo de las mánticas y el misterio-, Alés volvió a intentar recuperar la rentabilidad de su nombre en los kioskos sacando una nueva publicación comercial: El Mago, Señor de los Secretos. Y se involucró activamente en fraudes, estafas y engaños varios, como El Palacio de Linares (Ver EOC nº 0).
Sin embargo para muchos incautos, yo lo fui hasta que lo conocí personalmente, continua siendo un referente del “periodismo paranormal”.
Como el “Profesor” D´arbó, otro personaje que ha generado miles de contenidos en prensa escrita, libros, programas de televisión y radio; y que jamás ha sentido el menor interés, y lo que es peor, el menor respeto, por el mundo de las anomalías. Y sorprendentemente todavía hoy, muchos jóvenes aficionados al misterio continúan considerando al Teacher, un referente del “periodismo del misterio”, rescatado para el gran público por el programa Cuarto Milenio… Quizás lo sea.
Alés y D´arbó son dos de los protagonistas del artículo “La prostitución del periodismo paranormal” que en 1998 me valió el veto en todos los medios nacionales especializados en anomalías. Hoy, veinte años después, cambian los nombres y los medios, pero poco más. Y lo que es peor, la filosofía comercial de personajes como ellos ha infectado a nuevas generaciones…
Ver:
LA PROSTITUCIÓN DEL PERIODISMO PARANORMAL (I)
LA PROSTITUCIÓN DEL PERIODISMO PARANORMAL (II)
LA PROSTITUCIÓN DEL PERIODISMO PARANORMAL (III)
Ver:
LA PROSTITUCIÓN DEL PERIODISMO PARANORMAL (I)
LA PROSTITUCIÓN DEL PERIODISMO PARANORMAL (II)
LA PROSTITUCIÓN DEL PERIODISMO PARANORMAL (III)
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