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¿Un sexto elemento?
En el llamado mundo de la Nueva Era existen grupos esotéricos que pretenden haber demostrado el poder psíquico del amor para influir sobre el crecimiento de las plantas, como en el caso de Feindhor, o la reducción de la delincuencia, como en el “Proyecto La Fuente” de Colin Bloyle. En este caso docenas de personas meditaban en torno a una fuente inglesa, para proyectar amor y positividad a toda la comunidad.
Sin embargo existen grupos esotéricos que practican exactamente lo contrario. En diferentes colectivos ocultistas, como la Iglesia de Satán de Antón LaVey, se proclama que el odio posee la misma capacidad energética que el amor, y el mismo LaVey instruyó a sus alumnos antes de morir sobre las técnicas para canalizar el odio como un elemento de energía. La rabia, la frustración o la ira pueden ser utilizadas en beneficio propio como fuente de energía para trabajar más, cumplir ambiciones, o simplemente para proyectar los malos pensamientos contra el ser odiado: el popularmente llamado “mal de ojo”.
En algunos de estos grupos, como la citada Iglesia de Satán, hemos encontrado auténticos “místicos” que en sus arrebatos de apasionado amor por el Diablo protagonizan los mismos fenómenos que muchos contemplativos cristianos, sufís o hindús.
La sacerdotisa satánica Raquel Joana, que se confesaba a EOC como “apasionadamente enamorada de Satán” recibe miles de mensajes psicográficos y ha vivido en su domicilio todo tipo de fenómenos paranormales. ¿Sugiere este caso que tanto el odio como el amor son dos caras de una misma energía?
Es posible, sin embargo todas las escuelas esotéricas coinciden en que una ley universal vigente en todas las magias, llamada “Ley del Espejo” devuelve al emisor triplicados todos los deseos que emana. Por tanto siempre será una mejor inversión utilizar la energía del amor, que la del odio.
La sacerdotisa satánica Raquel Joana, que se confesaba a EOC como “apasionadamente enamorada de Satán” recibe miles de mensajes psicográficos y ha vivido en su domicilio todo tipo de fenómenos paranormales. ¿Sugiere este caso que tanto el odio como el amor son dos caras de una misma energía?
Es posible, sin embargo todas las escuelas esotéricas coinciden en que una ley universal vigente en todas las magias, llamada “Ley del Espejo” devuelve al emisor triplicados todos los deseos que emana. Por tanto siempre será una mejor inversión utilizar la energía del amor, que la del odio.
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